Los crímenes de San Andrés de Teixidó by Rafael Salcedo Ramírez

Los crímenes de San Andrés de Teixidó by Rafael Salcedo Ramírez

autor:Rafael Salcedo Ramírez
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Intriga, Policial, Novela
publicado: 2017-12-23T23:00:00+00:00


CAPÍTULO VIII

Aquilino Goy, postrado en la cama del hospital, hizo intento de girar la cabeza a la derecha y sintió como si tuviese clavada en el cuello una espada de doble filo la cual, alguien con verdadero tino, hiciese girar en círculo. Por una vez, comprendió aquella expresión de ver las estrellas y también a los personajes de los tebeos que de pequeño hojeaba junto a sus amigos, Lois y Martín, a la salida del colegio del pueblo.

Eran otros tiempos y más felices, por supuesto, con menos zozobra y plenos de una inocencia infantil que añoraba sobre todas las cosas. Esa mirada hacia el pasado, aquella sensación de vacío cuando lo recordaba, también el deseo profundo de regresar a esos días, resultaban ser el fruto de la pesadumbre que se había adueñado de su ánimo; y no era para menos.

Aún permanecía meditando una y otra vez la serie de casualidades que le había llevado a la situación tan penosa en la que se encontraba y, para mayor abundamiento en su desgracia, su mejor amigo de toda la vida y en persona le había hecho saber que, nada más se recuperase, tendría que ingresar en el penal y acusado no sólo del asesinato de su esposa sino de una ristra de mujeres, a quienes ni siquiera había visto en su vida.

Aquilino se vio solo, desamparado y sin una copa que, al menos por un rato, le aliviase la herida profunda que tenía en su interior. No acertaba a dar con la fórmula para oponerse a ese destino que el azar le había preparado, y menos con la familia de su esposa al otro lado, sabedores de su asesinato frío y calculado según la versión de la Guardia Civil, por lo que su fortuna en vez de socorrerle seguro la pondrían al servicio de quien se uniese a quienes le acusaban.

Apenas había dormido entre las molestias y la cabeza repasando los acontecimientos, sin dar con una vía plausible que le permitiese convencer a las autoridades de que no se trataba de un asesinato sino tan sólo de un accidente doméstico. Estaba claro que había empujado a Paloma, pero no deseaba que tropezara y su nuca fuese a dar con un saliente de la mesita baja del salón. Sin embargo, al momento y cuando parecía que hacía acopio de fuerzas para oponer resistencia y así luchar por su inocencia, Aquilino caía de manera irremediable en la melancolía cuando venía al frente de sus pensamientos la enorme maleta y él tirando de su esposa con tal de que cupiera en ella. Luego cargándola en el coche, recorriendo los kilómetros hasta la sierra de Capelada y su intención de hacerle desaparecer, para luego simular un típico y tópico abandono de hogar.

No había salida, incluso cuando sus ojos observaron la magnificencia del día que en el exterior se disfrutaba, con un pleno sol que animaba a las gentes a disfrutar del paseo, ya fuese en la montaña o junto al mar. Para Aquilino aquello se había



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.